viernes, 31 de julio de 2009

Extrema violencia


Después del magnifico fin de semana vivido en medio del silencio y armonía del entorno, el regreso a la ciudad me sorprende en "casi caída libre", al notar la diferencia evidente del ritmo cotidiano de ella, lleno de ruidos y prisas y la cultura instalada frente a la proximidad de otro ser humano que estorba y obstaculiza el paso frente a la prisa que llevamos.

Resultado: un nuevo entorno aparece ante mis ojos y mi sensor emotivo me hace sentir que estoy siendo literalmente abrazada por el apuro y la agresividad .

La calma y el parar para reflexionar, es cosa de antaño o de filósofos, percibo intolerancia y agresividad . Atrás va quedando el chileno "buena onda" ese bueno pa' la talla, picarón y lleno de gestos amables.

Estamos más tristes, ausentes, cansados y con muy pocas esperanzas. Se nos ha enfermado el disco duro con el virus de la impaciencia y agresividad.

La violencia y apuros extremos se nos ha pegado en el alma, el cuento es ser y llegar primero. Si no se logra esta demanda, se dará curso a los medios que sean necesarios para hacerse notar.

Ya no hay mística , ya no entusiasman las salidas y resolución de los conflictos por la vía pacífica. Se asoman organizaciones que ejercen su derecho a protestar por la escandalosa desigualdad en que son víctimas , utilizando medios de opresión extrema,entrando en la dinámica similar a de una dictadura, donde es una sola la palabra escuchada.

¿Crisis, Desorden, Caos? Lo cierto es que necesitamos urgentemente re- educarnos y reencantarnos con los valores fundamentales sociales. No estamos solos y nuestro deber es considerar al prójimo como a uno mismo.

Es nuestro deber conocer los límites y formas que existen entre la finalidad de lo que necesitamos y los medios que usaremos para conseguirlo, porque de ello depende lo que veremos y sentiremos como sociedad a futuro.

No es posible que tengamos que presenciar escenas cargadas de tensión y violencia extrema como medio para dignificarse. Estoy cierta que hay múltiples factores que gatillan una demanda, pero lo que me parece irracional es usar la vida como medio para hacerse notar.



Me preocupan los hijos de esas madres que se exponen bajo la amenaza de colgarse, quemarse, lanzarse al río, incluso ponerlos a ellos como medio para lograr sus objetivos. La contradicción es absoluta: con ese tipo de acciones solo se logra "des-dignificarse".

No podemos continuar con acciones desesperadas, justificando nuestra forma de actuar . Como seres adultos , tenemos la tremenda responsabilidad de elegir el modelo de comportamiento social que les mostraremos a nuestros pequeños.

Y entonces ¿Qué haremos para mejorar?

Creo que es muy necesario como padres hacernos preguntas como:

¿Cuánta responsabilidad nos corresponde en la acción de buscar el bien en forma inteligente y racional? ¿Estamos velando para que nuestros hijos sean hombres de paz? ? ¿Cuáles serán los principios, ideales y valores que nos desafían, para construir familia?

La cosa se pone seria y es por eso que es tan necesario re-educarnos y reencantarnos con los valores esenciales, como es el respeto la tolerancia y la capacidad de ejercer la libertad de manera responsable, según las circunstancias que nos toca vivir.

Dolores, perdidas, desacuerdos, injusticias, siempre habrá en el mundo. Lo importante es conocer los límites, formas e intensidad de nuestras demandas para hacer de esta sociedad futura más tolerante, alegre, solidaria. Debiésemos estar atentos en trasmitirles a los futuros ciudadanos de esta tierra los valores señalados para que sepan distinguir con lucidez sus deberes y derechos sociales.

No olvidemos que uno siempre cosecha lo que siembra. Entonces ¿Qué estamos sembrando? ¿Qué tipo de familias rectificarán nuestros hijos, si han vivido sumidos en claves de violencia?

Preguntas Importantes, para las familias de hoy, en especial, aquellas que están en situaciones de vulnerabilidad.No olvidemos nunca mirar el rostro de nuestros niños,cuando denunciemos los dolores que nos golpean, ellos heredarán el modelo recibido.

Nos hace mucha falta hombres nuevos que sepan dialogar.

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