miércoles, 19 de octubre de 2011

¿ Quién genera violencia??

Hoy en otro nuevo amanecer, me despierto en medio de sirenas y balizas encendidas de vehículos pertenecientes a Fuerzas Especiales de Carabineros que se abren paso sigsageante en medio de  otros vehículos, anunciando su intervención decidida a parar "desordenes"de un grupo de muchachos apostados en medio de la calle.
Son los estudiantes que con la energía típica de su edad demandan ser escuchados.
 Las esrategias usadas  son: instalarse en la puerta de su colegio  a gritar a todo pulmón consignas que reivindican los motivos de sus demandas;  agitando banderas con mensajes que indican estar decididos a luchar por lo que creen es justo;  mientras otros más avesados interrumpen el flujo vehicular con un lienzo del ancho de la avenida que dice "Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir"
En ese escenario, llega la fuerza pública y comienzan las escaramuzas que se hacen sentir a través del aire picante, enrarecido y casi irrespirable
.Comienzo a llorar por efecto de lo que afuera sucede y porque no reconocerlo de impotencia al presenciar tanta violencia entre un grupo no menor de adultos (como lo son los carabineros) en contra de otro bastante más débil como son los muchachos que solo usan elementos casi ingenuos para convocar a la población en pos de un apoyo a sus demandas.
¿Puede ser considerado un desorden manifestar en la vía pública anhelos de justicia ?  ¿De quienes son las calles de la cuidadania o del gobierno de turno? ¿Cuál es la línea fina que separa el protagonismo entre uno y otro bando.? ¿Se puede permanecer impasible frente a las una y mil veces que me toca asistir al descontrol de parte de las Fuerzas Especiales que parece están actuando para una película de ultra-acción?
Son muchas las interrogantes que quizás alguna de ellas se puedan contestar de inmediato, pero hay otras que seguramente serán objeto de interpretación ,según el simbolismo que represente la mirada.del que está analizando.
Lo cierto es que la violencia aumenta.
Por un lado un grupo de hombres bien armados y preparados para el choque enfrentan a los muchachos en la lógica de estar enfrente de "revoltosos", violentistas" "vándalos" "descontrolados"y actúan con el poder que les confieren las leyes del país.
Por otro lado los estudiantes Gritan bailan  hacen de semáforo interrumpiendo por segundos el tránsito, prenden fogatas, resisten el chorro de agua servida, acompañado de un picante humo blanco y no muestran ni un ápice de miedo ni trivialidad frente al compromiso adquirido
Y para completar el escenario los medios de comunicación entran en cadena "voluntaria" , mostrando imágenes  sin censura que les permite mostrar ambas grupos y sus respectivas  reacciones, en medio de lo que ellos nos acostumbraron a llamar,desordenes,o  protestas.
Y ni hablar de la postura de gobierno que ha mostrado una despreocupación abismante por el clamor de los que están en las calles, justificando cada uno de los excesos por parte de Carabineros bajo el manto de des criterio más impresionante que les mueve, salir al encuentro de toda manifestación pública con el fin de vivir en un país donde impere el orden por medio del silencio de las masas.
Hoy cuando a la dirección de lo demandado se le ha dado la lógica de dar el golpe primero para luego invitar a conversar, me permite recordar el escándalo vivido en la década de los 80 cuando la fuerza estaba absolutamente legitimada por representar al Estado .
 Lo curioso de esto es que lo presenciado esta mañana no es un sueño.
La realidad vuelve a golpear mi  comprensión., Los gobiernos de derecha nunca perdonarán a los  "descriteriados  " que andan  por las calles gritando y pidiendo cosas imposibles de ser concedidas..
La lección más dura y difícil aún no ha sido aprendida.  Creimos dar el paso a un gobierno "progresista" que se atreviera a cambiar con el alma tanta injusticia, y caimos en la demagogia más escandalosa de los últimos tiempos.
Y en honor a la verdad aquí va un breve testimonio .

Parece increíble, pero así es nomas.......ya ni sé que actos son más violentos,  si el de los jóvenes que se creyeron el discurso;  o el de nuestra máxima autoridad que acostumbra con sus palabras enviar ideas ambiguas que solo nos llevan a la confusión.