Un día 12 de enero , la madre naturaleza nos remece con un gran terremoto , en el tan golpeado país Haití.
Hoy que vivimos en medio de la globalización comunicacional , de nada ha servido conocer la realidad de los habitantes de ese país antes del gran sismo. porque no es parte de nuestra conciencia universal comunitaria.
Sabemos de su existencia ,pero ello no es motivo de preocupación , hasta que sucede la gran tragedia y la adrenalina entra en las emociones haciéndonos sentir exageradamente conmovidos.
Esto no es un solo un terremoto de consecuencias dramáticas para sus habitantes, sino que es un gran sismo para todos nosotros que vamos por la vida con tanta ligereza .
.¿Donde está la linea divisoria entre saber que existen miles de personas viviendo en extrema pobreza, y sentirnos apelados por ellos, en el día a día ?
Tiene que ocurrir una desgracia tan grande como esta, para ver y sentir con el alma la presencia de nuestros hermanos que han sido víctima de tanta injusticia?
Como es posible que una tragedia de tal magnitud haya caído sobre el país más pobre de América, que paradojalmente está situado tan cerca del país más rico del continente.
¡Caos, dolor al extremo, rostros con mirada profunda y perdida en el espacio, como queriendo encontrar una respuesta ante tanto abandono.
Y nosotros que estamos tan dormidos y acomodados sobre nuestro bienestar, ya instalado, y enraizado por nuestra propia voluntad, nos cuesta despertar más allá del impacto emocional que las ímagenes televisivas nos muestran con tanta reiteración.
Nos movemos mientras el impacto televisivo nos convoca,luego de pasada la emoción volvemos a nuestras esclavitudes que por desgracia no son pasajeras como nuestros sentimientos de caridad.
Es así Señor, nos cuesta ver tu rostro en aquellos que son tan tristemente azotados y visitados por el dolor, producto de tanta desigualdad social.
Como duele, esta verdad con tan poca humanidad que quizás no es tan lejana por lo que representan los hermanos de Haití, porque estoy segura que dentro de mi propio entorno también hay muchas personas excluidas, abandonadas y tratadas con la voracidad que solo nosotros los humanos sabemos manifestar con tanta claridad.
Solo espero Dios mio nos regales lucidez, sabiduría,solidaridad y capacidad de volvernos seres activos , capaces de dejar de lado nuestras comodidades , para detenernos un momento a mirar con el corazón lo que hemos construido, dejando nos impactar no por sentimentalismos sino por verdadero Amor .
Permite Señor que este dolor sea un latigazo a nuestra conciencia . Permítenos mirar y sentir como tu lo harías
. No permitas que escasee el AMOR , bien tan necesario para vivir como hijos tuyos , con la misma dignidad, venida de tus anhelos-
Hoy que vivimos en medio de la globalización comunicacional , de nada ha servido conocer la realidad de los habitantes de ese país antes del gran sismo. porque no es parte de nuestra conciencia universal comunitaria.
Sabemos de su existencia ,pero ello no es motivo de preocupación , hasta que sucede la gran tragedia y la adrenalina entra en las emociones haciéndonos sentir exageradamente conmovidos.
Esto no es un solo un terremoto de consecuencias dramáticas para sus habitantes, sino que es un gran sismo para todos nosotros que vamos por la vida con tanta ligereza .
.¿Donde está la linea divisoria entre saber que existen miles de personas viviendo en extrema pobreza, y sentirnos apelados por ellos, en el día a día ?
Tiene que ocurrir una desgracia tan grande como esta, para ver y sentir con el alma la presencia de nuestros hermanos que han sido víctima de tanta injusticia?
Como es posible que una tragedia de tal magnitud haya caído sobre el país más pobre de América, que paradojalmente está situado tan cerca del país más rico del continente.
¡Caos, dolor al extremo, rostros con mirada profunda y perdida en el espacio, como queriendo encontrar una respuesta ante tanto abandono.
Y nosotros que estamos tan dormidos y acomodados sobre nuestro bienestar, ya instalado, y enraizado por nuestra propia voluntad, nos cuesta despertar más allá del impacto emocional que las ímagenes televisivas nos muestran con tanta reiteración.
Nos movemos mientras el impacto televisivo nos convoca,luego de pasada la emoción volvemos a nuestras esclavitudes que por desgracia no son pasajeras como nuestros sentimientos de caridad.
Es así Señor, nos cuesta ver tu rostro en aquellos que son tan tristemente azotados y visitados por el dolor, producto de tanta desigualdad social.
Como duele, esta verdad con tan poca humanidad que quizás no es tan lejana por lo que representan los hermanos de Haití, porque estoy segura que dentro de mi propio entorno también hay muchas personas excluidas, abandonadas y tratadas con la voracidad que solo nosotros los humanos sabemos manifestar con tanta claridad.
Solo espero Dios mio nos regales lucidez, sabiduría,solidaridad y capacidad de volvernos seres activos , capaces de dejar de lado nuestras comodidades , para detenernos un momento a mirar con el corazón lo que hemos construido, dejando nos impactar no por sentimentalismos sino por verdadero Amor .
Permite Señor que este dolor sea un latigazo a nuestra conciencia . Permítenos mirar y sentir como tu lo harías
. No permitas que escasee el AMOR , bien tan necesario para vivir como hijos tuyos , con la misma dignidad, venida de tus anhelos-