"Estamos en CRISIS"es lo decretado Es que hoy mas que nunca no necesitamos repetir una y otra vez lo mismo.
Al contrario creo debemos "parar" de nuestra alocada vida, para hacer un acto de crítica personal, que nos permita entender a cabalidad nuestros propios errores y tentaciones que han conspirado en crear esta gran "crisis " de la cual hacemos tanto alarde.
¿Y qué hay si nos quedamos en el lamento? ¿Qué hay si culpamos a otros y no tomamos en serio este fantasma?
Tentación que debemos anular porque tenemos la vocación que se nos ha sido regalada para anunciar lo que creemos. Tenemos que inyectar el Evangelio de Jesús para que esta sociedad hoy retome el camino de nacer a una vida nueva.
Tenemos que "despertar"para ver las urgencias y encaminarnos hacia ellas. Pero no con cualquier herramienta sino con la fe y alegría que solo Dios nos puede dar.
Estamos aún a tiempo para encender el fuego del Amor. No pongamos resistencia. Recorramos con valentía los caminos de evangelización recorridos, para así encontrar el momento en que nos perdimos y retomarlos con más ahinco.
Si escuchamos nuestras necesidades seguro seremos capaces de escuchar la de otros.y esa será la gran energía que nos moverá.
Sé que aún hay tiempo para entrar en lo esencial.
Como también sé que debemos tocar fondo para resurgir desde las profundidades con un espíritu nuevo.
Tal vez en medio de esta crisis podamos cambiar de dirección para volver a sentimos parte de una Iglesia que lucha, que no se desanima y que persevera.
Tenemos que salir, no hay nada más peligroso que bajar la guardia y solo mirar al otro como responsable de estos malos momentos vividos como comunidad.
Estamos en el hospital de la vida y, solo si tememos las ganas arriba y reconocemos que nuestra misión está aún vigente, volveremos a sentir que nuestra Madre Iglesia es Fuerte y soportará los embates y turbulencias del hoy.
Porque, si la crisis no es una feliz oportunidad para regresar verdaderamente hacia lo que amamos como cristianos, entonces hundiremos la cabeza en señal de resignación y pasaremos a engrosar las filas de los desesperanzados y sin fe.
Claramente estas reflexiones no hubiesen sido posible, si no hubiese recibido una invitación a discernir cual es el rol de los laicos en medio de la iglesia de hoy.
Doy infinitas gracias por la oportunidad, porque si hay algo que he aprendido este último tiempo es que a pesar de los tiempos muchos nos están necesitando y la gran pregunta siempre será ¿Qué puedo hacer para que cada día sean más los que salen del dolor que los que permanecen en el?He de esperar que reconociendo mi actitud comprenda lo que debo hacer, para saber salir de la tormenta.
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