martes, 22 de junio de 2010

Vida de Barrio


Me ha tocado asistir en este último tiempo a distintos funerales, uno de ellos de la madre de una fiel ex compañera de trabajo, y el otro la partida de la hermana de mi mejor amiga.

En ambos lugares , que sirvieron de velatorio, hubo algo que me llamó profundamente la atención, y por ello .hoy es causa de mi reflexión .

Me refiero a la vida de barrio, que afortunadamente en ambas familias se notó de muy cerca el concepto de pertenencia al lugar.
Los vecinos,fueron los protagonistas de esta historia, ya que no dejaron un solo espacio donde no actuaron. Cantaron, rezaron , ,pusieron estufas, salieron de compras ,sirvieron café ,y se mantuvieron hasta altas horas de la noche acompañando y apoyando a todos los que allí estábamos , sin importar si eramos familiares o no.

En medio de la vorágine de la gran ciudad , estos vecinos en su quehacer , se rehuzan a dejarse llevar por la falta del factor tiempo tan recurrente como excusa para no asistir, al contrario siempre lo tuvieron para el otro, porque saben detenerse, conversar, saludar y reconocerse a distancias,. Sin duda , la acogida es el valor intransable.

Me dí cuenta que la realidad de la globalización está presente entre ellos , pero esta vez personalizada, se saben la vida de cada uno de sus vecinos, pero no para descalificarlos ni someterlos a juicio sino que para conocer sus necesidades y acudir en su auxilio con la prisa que se necesite según el caso que atender.

No tienen problema alguno de hacer de enfermeros , médicos, asistentes, maestros, choferes, en fin , de lo que sea necesario, porque jamás se negarán ante el servicio y dispondrán para ello siempre lo mejor de cada uno.

No está en su discurso hacer sentir a nadie ni menos al vecino como un extraño.

Tan de ellos es la situación de duelo, que no escatimaron esfuerzo alguno al limpiar , y arreglar la Iglesia del lugar , para acoger a aquella vecina que tantas veces acudió en vida a las misas y celebraciones parroquiales , nunca sola , sino junto a ellos sus amigos de la vecindad. ..
Todos se hicieron presente, en la misa que se ofreció en su memoria , los maestros reponedores, la señora de la peluquería . el maestro del pan , la señora de las costuras , el almacenero, los niños y los jóvenes .Generaron un ambiente de homenaje en un tono acorde a la ocasión.y , aunque no te conocieran te integraban a ellos con la rapidez que da la cordialidad y la buena educación.

Durante todo el desarrollo del velatorio y funeral, siempre encontraron la oportunidad para compartir la historia personal , y al exponerla muchos de ellos escuchaban con profundo respeto, jamás se interrumpieron, al contrario aportaban con gran sencillez detalles que para ellos no podían pasar por alto.
La cercanía fue la premisa de" regaloneo", entre ellos y se notó en su trato y preocupación por cada uno .

Acompañaron hasta el último momento, nada dejaron por hacer, y lo más hermoso de todo es que mostraron su dolor sin tapujo alguno. Hicieron hermosos discursos, lloraron y se abrazaron con tanta verdad que no quedó duda alguna del vació que dejaban sus vecinas al momento de partir.

Sin duda que al estar en medio de los vecinos del barrio donde vivían los familiares de mis amigas lo que observé me inundó de una gran nostalgia al preguntarme ¡ Por que nuestra generación no ha sido capaz de mantener los códigos de barrio? Qué nos ha sucedido que hemos optado por las soledades en vez de la vida en común?

En todo caso a pesar del ambiente de dolor que implica asistir a un funeral, he quedado muy gratificada al comprobar que a pesar de todo lo malo que existe en la ciudad , hay lugares que aún se mantienen en un estilo de vida más humano, más libres, más solidarios y más felices porque han cultivado el valor de la gratuidad en las acciones humanas comunitarias.

Queriendo aprender de toda experiencia , es que agradezco a todos los vecinos del barrio Yungay y Con- Con de Estación Central por recordarme que nunca nos debiese faltar el tiempo para realizar un gesto de amistad y confianza ciudadana, para abrir los espacios comunicativos tan ausentes y por desgracia tan lejanos en los barrios de hoy , llamados villas o condominios, donde nadie se atreve ni a asomarse para saludar al vecino.

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