jueves, 18 de febrero de 2010

Se nos fue un hombre santo


Dura noticia, , sensible, para el alma de Chile ,ella hoy está cargada de tristeza, Todos lloramos de un modo u otro porque , ha fallecido un hombre emblemático que nos deja un testimonio de vida potente, del como se debe cumplir lo encomendado por nuestro Padre Dios.

Me refiero a nuestro amigo, sacerdote Renato Poblete s.j , hombre infatigable, de profunda fe , amplia sonrisa , educado y formado en la austeridad de la Compañía de Jesús.

Ha partido hace pocos días en medio de ellos , causando el estupor que significa ver como se desploma para siempre uno de los suyos en plena actividad de búsqueda de lo mejor para así cumplir la Misión a la que han sido llamados.

Él que a pesar de sus dolencias, continuaba con la voluntad de no marginarse, porque sabia que no había disculpas para parar, solo había que buscar nuevos caminos para enfrentar las duras condiciones de pobreza y marginación de tantos hermanos nuestros que aún permanecen viviendo en medio de ella.

¡Llora Chile y yo misma al recordar a este hombre , infatigable, que nos deja un gran legado en relación al testimonio de vida en que da testimonio , de la forma como se debe practicar la caridad en el respeto y amor al prójimo.

¡Descansa en paz, querido Padre y gracias porque personas como tú me y nos animan a seguir creyendo en la generosidad de las personas, y a no dejar de cooperar por construir un mundo más justo y fraterno!

Y es que la vida nos pone caminos que todos tenemos que recorrer y en el que nunca se nos hace fácil llegar a la meta.
Mientras estemos en esto , nos toca , aprender, compartir, ayudar, y estar atentos a no perder ese fuego interno de bondad que llevamos en nuestro corazón.

Tarea nada fácil, porque sé que son muchas las tentaciones que nos quieren apartar de esa ruta. Estoy segura que el padre Renato , no estuvo excento de esos momentos , pero más grande fue su compromiso frente al dolor que provoca vivir en la marginalidad, Su quehacer da cuenta que no se dejó conquistar por la ruta fácil y siempre estuvo ahí para animarnos y empujarnos a caminar con él , de la mano del valor humano de la Solidaridad.

Gran ejemplo de sabia y
férrea voluntad, que me y nos invita a ser imitada , con todo lo que ello implica enfrentando el pesimismo cansancio y desesperanza que a veces nos visita y nos hace mostrar en nuestra conducta la indiferencia y la falta de sencibilidad.

Teniendo en cuenta su vida , y su modelo me preguntaré constantemente ¿para qué su modelo?
Que debo aprender de ello?

El momento de su partida sin duda , me ayudará siempre a recordar , que estuvo enmarcada en el tiempo en que la Iglesia nos llama a la conversión profunda , dejando de lado toda tentación que este mundo hoy nos presenta para no dejarnos sacar lo mejor de nosotros , nuestra bondad y capacidad de amar

Sé que debo y debemos asumir nuestras propias tentaciones y luchar para salir de ellas , sea cual sea nuestra edad.
Aunque en absoluto no es un camino "
parejito", la vida del padre Renato será la que me ayude a dejar atrás toda comodidad y superficialidad.

A partir de ahora aunque mis actos sean pequeños dejaré de ser como la avestruz .
Tú y yo, aunque no nos movamos de casa. y , sea cual sea nuestra fe , no dejemos nunca de ser solidarios . para que el ejemplo de este nuestro amigo sacerdote y , de tantos y tantos voluntarios, creyentes o no, nos
guíen para saber como aliviar el sufrimiento de los más pobres.

Mis y tus acciones a favor de , los más débiles , nos permitirá caminar por la vía del saber el como "dar y darse". Sin duda si lo logramos seremos verdaderos imanes que atraerán a muchos a continuar el modelo.

El mejor testimonio de amor, entrega, humildad, espiritualidad y generosidad estuvo en la forma de actuar en vida, de nuestro
padre Renato, ahora nos toca a nosotros continuar su obra de unidad y puente entre los seres humanos.

¡
Probemos , intentémoslo , seguro será el mejor homenaje para nuestro querido sacerdote jesuita, que desde las alturas seguro seguirá "pidiendo por una sociedad más justa e igualitaria en la que nadie quede fuera.

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