Navidad, Bendita Navidad

Desde que asoma el mes de diciembre,todo me habla de "espera". El comercio me invita a no esperar tiempos de aglomeraciones. Mi empleador me comunica que ya viene el aguinaldo de Navidad. los conductores me avisan a punta de bocinas que no están dispuestos a esperar para salir del tan temido "taco".

Las vendedoras de los supermercados y de grandes tiendas, piden paciencia, porque no dan a basto ante la multitud inquieta y apresurada que no desea perder ni un minuto ante lo que llaman ineficiencia, al someter al cliente a la espera de atención.

Todo es al revés, prisas, agobios luces, sí, muchas luces iluminando los frontis de las casas acompañados de arbolitos recargados de adornos con un pequeñísimo pesebre al costado de una multitud de paquetes envueltos en papeles multicolores.

Sin duda no estamos dispuestos a enfrentar la Navidad como un "regalo espiritual". Esa gran noche toma matices de superficialidad y sin sentidos.

Lejos está de ser una noche de Paz o Noche Buena, porque todo es prisa cansancio y agobio.

Es impresionante en las condiciones físicas en que enfrentamos esta fiesta de carácter religioso Si la hemos convertido en algo superficial y con sentido casi pagano.

¿Y dónde queda la espera que me propone la Iglesia en la llamada tiempo de Adviento?

Lejos muy lejos está esa forma de esperar, porque estamos ocupados y llenos de compromisos, las puertas de nuestro corazón están cerradas, son otros nuestros intereses, es otra nuestra mirada. Estamos ABURRIDOS.

Que fiesta más llena de contrasentido. Que tristeza para Dios, que difícil nuestra Navidad de hoy donde no hay sitio para volvernos niños como EL, donde no somos capaces de liberarnos de tanto estímulo rutinario que año a año nos induce a la compra compulsiva de un regalo como forma de expresar el cariño que nos tenemos.

Es un hecho, estamos lejos de parar un instante para sentir la presencia de ese niño divino que llega sin ruido sin alojamiento, sin más compañía y apoyo que sus padres que lo contemplan después de nacer.

Si de verdad fuésemos capaces de levantar la cabeza y nuestro espíritu para contemplar esa hermosa escena y dejar pasar la luz de Navidad,hacia nuestra alma , seguro que nos cambiarían radicalmente la forma de enfrentar la festividad sagrada y mística como lo es el nacimiento de Jesús ......

Siento con mucha fuerza que no todo está perdido . En nuestras manos está la decisión, de cambiar nuestra manera de esperar.

PREPAREMOS nuestro corazón para que sea un verdadero pesebre. Dejemos entrar las figuras que ellas lo habitan. Dejemos un espacio para que la verdadera Luz de Navidad penetre en nuestra alma , tantas veces oscura como el lugar donde El nació.

Abramos nuestros sentidos y démosle a Jesús un espacio en nuestra vida.

Contemplemos la imagen del niño y dejémosnos cautivar por todo aquello que representa, llenemosno de fe y veremos que poco a poco nuestros regalos ya no serán la única forma de expresar el cariño entre nosotros.

Se acabarán las prisas y la espera será llena de otro sentido, el verdadero el que nos dará la capacidad de vivir todo el año en Navidad

Hoy cuando todo funciona al revés de la propuesta de la Iglesia , necesitamos más que nunca encontrar los medios comunicacionales para trasmitir con mayor fuerza la invitación a celebrar Nochebuena con verdadero sentido cristiano, que nos invita a renovarnos , acompañados del recién nacido que desea nacer en nosotros cada año por conocer a cabalidad nuestra facilidad para dejarnos ceducir por el mundo de sensaciones materialistas.

Bendita Navidad que me lleva a meditar sobre mis propias contra dicciones. y el gran misterio que significa la venida de Jesús en la sencillez de un establo buscando instalarse en medio de nosotros que vivimos consumidos del gran ajetreo, contrario a la simpleza de Navidad.