martes, 20 de octubre de 2009

El más grande versus el más pequeño

Escribo desde el impacto provocado en mí , por el Evangelio del Domingo recién pasado, donde dos discípulos de Jesús le solicitan estar en el puesto más alto y cerca de El .

Tan humana reacción de ellos. Confieso que me tocó fuerte, porque muchas veces he sido tentada por la oscura aspiración de querer ser "grande, reconocida y cercana" a la autoridad de turno, situación vivida tanto en el trabajo como en el servicio prestado en la Iglesia.

Es el ansia de poder inevitable, por la humanidad que me atraviesa, y que revela mi fragilidad, haciéndole creer que ser primera me dará ventajas por sobre los demás. Tantas veces que luché por no quedar atrás, dejándome llevar por el frió cálculo del sectarismo con tal de no ser la última..

Ciertamente que el mensaje cristiano de esta semana no me ha permitido quedar inmune, frente a esta realidad existente en mi vida y en la de los demás.

Perdidos en medio de la prisa de la sociedad de hoy, descuidamos tantas necesidades verdaderas de otros, centrando nuestra mirada solo en nuestros intereses, donde el poder no se gana como lo propone Jesús, sino que se pelea librando batallas encarnizadas que envenenan la convivencia con divisiones , aplicando el dicho "dividir para gobernar". Y todo ello, porque vale más el prestigio y la cuota de popularidad, por sobre el verdadero sentido de Servir.

Cuantas veces he visto obstaculizar iniciativas que podrían mejorar la calidad de vida de tantos hermanos, por el solo hecho de anteponer las ambiciones personales por sobre el servicio.

Gritos, descalificaciones, desmentidos, opiniones sesgadas y luchas internas hoy se libran en medio de tantas Instituciones por el afán de poder.

Desgraciadamente en todos los ambientes, el servicio desinteresado es cosa del pasado, se han invertido los valores, ganando la vanidad por sobre la generosidad.

Hoy soy una espectadora triste , que contempla este flagelo instalado en las instituciones de carácter político, social , económico e incluso en la Iglesia , donde muchas veces se antepone el deseo personal de prestigio y grandeza, por sobre las verdaderas necesidades de los que representan su causa.

¿Para que querer ser "grande"? ¿Para que sirve la honra y el prestigio personal si no va de la mano de la humildad?

Éstas y muchas otras preguntas surgen en mi interior. Mi Espíritu inquieto sabe que de pronto será atacado por las ansias de poder y fama, y solo reconociendo esta fragilidad en mi propia vida podré buscar una nueva forma de canalizar mis anhelos y conductas .

Si, porque hoy más que nunca se hace necesario una reforma interna para combatir este mal que nos ha llevado a tantas divisiones y frustraciones por intentar siempre figurar en medio del cuadro de honor o dentro del organigrama que indica las Jerarquías de cada Institución

Gran anhelo, gran invitación a través de este Evangelio a buscar una reforma interna tú y yo.

Todos haciendo esfuerzos para revertir el egocentrismo.
Todos atentos a toda acción contraria que nos impida ser verdaderos servidores.
Todos sin otra tentación que no sea la de solidaridad, amor al prójimo y entrega total en favor de los que más nos necesitan.
Todos imitando el gesto más profundo de humildad y servicio reflejado en el momento que Jesús lava los pies a sus amigos.
Todos en campaña , sin olvidar la intención de Jesús cuando nos recuerda en su mensaje el criterio último del servicio :
"el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero , que se haga servidor de todos."

Marcos 10.-

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