
¡Qué rico! ¡Qué buena onda! ¡Qué envidia! son las frases recurrentes que escucho a menudo de labios de los amigos y personas que me conocen cuando les cuento la vida actual "estoy en casa, haciendo poco y con todo el tiempo del mundo para hacer lo que me dé la gana" Es curioso como en sus expresiones de júbilo se refleja las ganas de estar en el mismo estado para dejar de "correr" de un lado a otro y ganarle tiempo al tan esquivo tiempo que hoy tienen para disfrutar.
Ciertamente que hoy dispongo de tiempos para descansar, leer, escuchar música, conversar distendidamente con los amigos, ir al cine, hacer ejercicios (tan recomendados para no quedar invalida), cocinar comidas de casa, y realizar todo tipo de actividades lúdicas que antes no podía realizar, no por falta de interés ni energía, sino, por escasear el tiempo que me consumía entre el trabajo y la crianza de los hijos.
No es menos cierto que también dispongo de un tiempo maravilloso y lleno de silencios que me permiten hablar con Dios de todas mis "cosas" sobre todo de las visitas que de pronto llegan a mi alma, cuando percibo que me estoy haciendo dependiente, que mi cuerpo me avisa haciéndome sentir más débil , quitándome las ganas de emprender nuevas empresas. Cuando comienzo a sentir el peso de la soledad porque el nido está vació o cuando es tanta la inercia y temores que corro el riesgo de aislarme y perder el sentido de estas horas tranquila de mi vida quedándome con ideas engañosas que me quitan la paz.
Crisis ? Creo que sí, pero no importa porque ella me traerá nuevas iniciativas. Me ayudará a crecer y porque tomando las palabras de San Alberto Hurtado creo que "en el dolor y las crisis está la visita de Dios"
Gran desafío que enfrento en esta etapa de la vida llamada adulto "mayor" . Tantas han sido las veces que busqué mi voluntad errando y llenándome de sin sabores, que hoy solamente me queda no dejarme conducir por la tentación de creer que esta etapa es una tragedia o agonía , sino una búsqueda de los deseos de Dios para conmigo, y así mirar con renovada Esperanza y Alegría lo que EL disponga para mí .
Por eso surge desde lo más profundo la pregunta ¿Dónde quieres que yo vaya Señor?
En tus manos entrego el resto de mis días, Enseñame a envejecer como hija tuya , nacida de tu Amor para dar Amor.
¡Si la voluntad de Dios se cumple en mí , es lo mejor que me puede suceder , EL me remitirá al lugar presiso donde su presencia será reflejada por un alma tranquila y un corazón ensanchado por descansar en su infinito Amor por mí!
Mientras tanto medito:
Dios da vigor al cansado y al que no tiene fuerzas le acrecienta la energía
los jóvenes se cansan y se fatigan, los valientes se tropiezan y vacilan,
mientras que a los que esperan en Yahvé EL les renovará el vigor
subirán con alas de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse.
Isaias 40, 29_31

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