jueves, 23 de abril de 2009

Discapacidad

Al reflexionar sobre el significado de esta tremenda palabra, salta a mi memoria las tantas situaciones de esta índole enfrentada por mi profesión y ella no me ha dado tregua alguna de caer en la cuenta que es lo que sucede frente a esta situación.

Nadie está lo suficientemente preparado para vivir con un discapacitado, siempre allí se enfrentará una dura pelea con la vida, primero cuestionamientos espirituales, luego sociales y muchas veces, porque no decirlo, económicos.

A Dios Gracias en nuestra sociedad se han dado pasos para enfrentar esta realidad y convivir con ella con acciones concretas.

Aún así, siento que estamos lejos de ser de verdad CONSCIENTES de nuestros hermanos discapacitados físicamente, no hay reacciones humanas inmediatas cuando nos enfrentamos a uno de ellos, miramos para el lado, comenzamos a ocuparnos del pavimento, los árboles, el señor del lado etc. Estamos ocupados y no reaccionamos para colaborar, nos volvemos ciegos, sordos y minusválidos del alma, porque nuestra sociedad hoy está DISCAPACITADA del ALMA.

Hacemos que vemos, fingimos que escuchamos, posamos para hacernos notar de nuestra solidaridad, pero todo es una falsa, estamos definitivamente embuídos en la más profunda crisis del "yoismo".

Nuestros hermanos discapacitados físicamente no tienen nada que ocultar, nada que aparentar y son portadores de una belleza del alma que irradia luminosidad donde quiera que estén.

Hoy me surge una pregunta ¿Cómo hacer para imitarles su espíritu? ¿Cómo salir de esta incapacidad afectiva que nos consume? ¿Qué hacer para vernos más luminosos?

Gran desafío... aprender a escuchar, ver, y sentir con lo más hermoso que poseemos: Nuestro corazón. Saldremos de nuestra discapacidad, cuando seamos capaces de hacerlo desde el alma donde habita el AMOR.

¿Cuál es tu discapacidad? Sea cual fuere tu respuesta, levantate y camina hacia la luminosidad del alma, que te llevará a actuar solidariamente con los demás.

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