Cada vez que miro mi nueva residencia no puedo dejar de pensar en la forma como vivimos durante más de treinta años.
Jamás imaginé lo que significaría la mudanza. Fue agotador día tras día preparando el nuevo equipaje, ya no para cinco, sino para dos.
Si, porque el motivo del cambio de domicilio estaba estrechamente vinculado con el nido vacío y había que escapar de ese lugar lleno de recuerdos ,por lo que allí se vivió.
Una casa que inicialmente tenia los metros cuadrados suficientes para vivir, se fue agrandando a medida que los muchachos crecían. Ya no bastaba con un baño, no, tenían que ser más, tampoco con una sala de comedor, tenían que ser dos, ni menos con tres dormitorios, tenían que ser cuatro.
Así transcurrieron los años de agrandar y llenar la casa de "cosas"
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Cada uno con su espacio.
Cada uno con lo suyo. Televisores. camas, estufas, alfombras, escritorios,computadores, radios,ventiladores, juegos de vídeos, lámpara y todo lo imaginable comprado para ellos, pensado que les era necesario para vivir de acuerdo al grupo social que la sociedad nos había designado.
¡Cuántas discusiones por los gastos exesivos, cuantas horas de desvelo para agarrar un pituto que ayude a aumentar los sueldos, muchas veces escasos para tanto consumo. ¡Cuantas horas de silencio entre nosotros por estar cada uno en lo suyo.¡Cuántas veces con deseos de abandonar todo, por sentir la falta de comprensión y valoración de las cosas que consideramos no se cuidaban. ¡Cuántas corriendo fuera del hogar descuidando muchas veces lo esencial ESTAR. Cuantos momentos dispuestos a "gozar de los bienes sin poder lograrlo por el cansancio que nos superaba.
Es que allí habíamos puesto como pareja nuestra pasión, .La casa linda. limpia y llena de comodidades.Así se nos fueron los años, los hijos habian crecido y la vida los necesitaba dejando dentro del hogar todo aquello que no les dejara avanzar , Así inicio este fantastico ejercicio de empacar. Había que aligerar el equipaje, había que "dejar" todo aquello que ya no nos era de utilidad.
Y es en este ejercicio es que caigo en la cuenta de la forma de ser padres, metiendonos en la cultura de consumir para cumplir con las espectativas que por el amor a la familia deseábamos cumplir.sin darnos cuenta que ello nos consumia.
Hoy cuando he seleccionado lo necesario para la nueva etapa,y en medio de múltiples cajas que me recuerdan la abundancia, doy gracias a Dios por entregarnos esta tremenda oportunidad del nido vacío, que nos llevó a visualizar los años que pasamos en riesgo entregados a los valores sociales.
Solo por EL y nada más que en EL sobre vivimos a una desgracia tan potente como haber enfrentado una ruptura por dejarnos llevar frente al consumismo de hoy.
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Estoy segura que jamás nos soltó de sus manos
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Las cosas son las cosas, ellas hoy me hablan del riesgo inminente que vivimos y en pleno proceso de mudanza juro no vivir en el desorden de las apariencias,
¡Se necesita tan pocos enceres para vivir feliz. Somos nosotros los que creemos que es al revés..Solamente entrando en esta verdad podré abandonar con alegría aquello que llenó una vez ese hogar y que por crecer los hijos ya no nos servirán de nada. Permanecer aferrada a ellas no me dejará espacio para aligerar el equipaje y vivir en plenitud la nueva etapa que hoy iniciamos junto a las nuevas familias que hoy los muchachos están en vias de formar.
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sábado, 23 de octubre de 2010
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