domingo, 9 de enero de 2011

¡¡¡Todos en nuestras casas!!!

Hay momentos de la vida en que quisiese cambiar las realidades sociales, cuando algo me golpea tan violentamente, como fue el caso de ayer.
Estando invitada a la celebración de un cumpleaños de una de nuestras amigas, y hermanas de comunidad me preparé para la ocasión con alegría y buena disposición.
Muy arregladita, en mi estilo, (tacos, collares, aros y pulseras) y por supuesto con un regalo bajo el brazo me presenté en casa de la cumpleañera. El lugar me era muy familiar por ser parte del camino recorrido  en la Iglesia y en el área profesional, ya que por ahí trabajé durante muchos años.
Tocamos el timbre y luego de un largo rato salió nuestra amiga a recibirnos con un calor humano tan impresionante, que hizo derribar todo temor ante una eminente llegada tarde al festejo.
Una vez traspasada la gran puerta de metal nada hacia suponer que para llegar a su casa, había que recorrer un largo pasillo rodeado de piezas pequeñas donde habitaban tantas familias, como invitados habían en ese cumpleaños.
En cada una de las habitaciones habían niños, jóvenes, adultos, ancianos, perros, gatos y una que otra mascota exótica.
Todo fundido en un pequeño espacio donde la privacidad es un bien escaso.
Todo lo que una casa necesita para ser llamada como tal, sin importar la estética, estaba allí. Comer, dormir, entretenerse, estudiar, TODO con suerte vivido en solo tres metros cuadrados.
"Hay que vivir dignamente", "Hay que luchar por salir adelante", "Hay que ponerle el hombro"," hay que darle educación a estos cabros",  fueron las frases más  recurrentes que escuché, mientras los invitados comparten en medio de sus conversaciones.
En un lenguaje común, todos sueñan por una misma causa:. Salir de allí para ser considerados ciudadanos de primera clase.
Es así como viven muchas personas llamadas "pobres", es esa la forma de tapar su pobreza, primero con una fachada moderna, donde nadie sospecharía jamás las condiciones adversas en las viven, y segundo soñar la forma como llegar a ser considerados como "ciudadanos de buena clase
Es la sociedad de hoy donde los extremos son tan evidentes. Y me pregunto ¿Saldrán algún día de allí? ¿Bastará solo con sus buenas intenciones para solucionar las desigualdades? ¿Cuánto poder tienen para manifestar públicamente su voluntad de superarse?
Estas y muchas otras muchas interrogantes surgieron en mí en un momento que guardé silencio frente al ruido que allí había.
Pero, hubo algo que me sacó de mis divagaciones, llevando mi atención  hacia la forma de vincularse entre ellos mientras celebrábamos. Pude darme cuenta que es lo que los hace poderosos al interior de ese recinto. Ahí se vivencia el don de la fraternidad.
Si, porque se celebraba en grande, nadie queda fuera de la mesa, aunque sea por turnos se sabe esperar, no se puede fallar ante un evento tan importante como la celebración del cumpleaños de uno de la vecindad.
Celebrar no es una cuestión económica es una cuestión valórica. No existe la discriminación.
Todos invitados a la mesa, todos de la forma más sencilla homenajeando a la cumpleañera, cada uno con lo suyo en lenguaje, humor y experiencias contadas de manera anecdótica, apoyados de cuñas cuando algo de lo relatado era omitido u olvidado.
Gran momento de celebración, donde la sencillez de corazón y de sus vidas, ha dejado en mí nuevas huellas.
Hay una vida espiritual hermosa entre ellos, la bondad de sus corazones para dar y darse nada tenia que ver con la falta de recursos. Ellos fueron capaces de crear un ambiente de familia tan grande, que en nada se relacionaba con el pequeño espacio físico donde celebrábamos.
Fue verdaderamente una experiencia extraordinaria. Ese cumpleaños se hizo encuentro, donde había una resolución firme he inquebrantable,entre ellos.
Hacer que la vida sea hermosa, solidaria y llena de grandes sueños, apoyados por la creatividad que Dios les ha regalado para crear espacios de Amor en su entorno.
¡Gracias amiga por compartir tu celebración,  fue un privilegio que desborda mis sentidos, fue un caer en la cuenta que muchas veces  vivo de la desesperanza y la soledad  en medio de los bienes que poseo
y que por estar apegada a tantas cosas materiales me quito libertad y creatividad para crear espacios de convivencia y  verdadera  hermandad.entre los que me rodean .
Ellos los que no poseen mucho economicamente, me han dado la gran lección. Acercarse a todos, hablar con todos, estar abiertos a todos al igual que Jesús que amaba a todos y vivió humildemente.

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